Bueno… De regreso por aquí hay poco que contar…
Esta semana inicié de nuevo mi Universidad después de casi un mes de vacaciones; y haciendo un balance me atrevo a decir que todo parece indicar que será un excelente semestre: lleno de trabajo pero también de mucho aprendizaje.
Por otro lado, ConVerGentes va bien y la verdad sentirme parte de tan bello proyecto me agrada bastante aunque me implique un poco más de organización en el tiempo.
En cuanto al Espirales de vida (proceso de capacitación en comunicación y cultura ambiental del cual vengo participando hace 6 meses y del cual en pocos dias me dan certificación), debo decir que me permitió más que conocimiento, encontrarme con cosas de mi misma que no conocía. Por ejemplo: que soy demasiado perturbable y me afecta demasiado lo que los demás puedan pensar de mí, que no me agradan mucho las personas que se las dan de líderes comunitarios pero que en realidad no lo son, que comer fuera de mi casa no es mi fuerte, y sobre todo, que para escribir bien se necesita del uso constante del lápiz y la hoja.
Las tres cosas de las que les hablo: Universidad, ConVerGentes, y Espirales de vida; desde hace un buen rato se han convertido en mi cotidianidad, en los motivos de mis afanes, y en mi manera de sentirme viva.
Hoy que hablo de todos esos procesos, pienso en las tantas y tantas personas que he conocido y que de una u otra forma me generan recuerdos: las amables, las retraídas, las serias, las que simplemente pasaron sin más ni más, las que generan buenos recuerdos, etc, etc.
«Caracterizándolas» medito en otra cosa: que en la gran mayoría de los casos no es mucha la información que tengo de sus vidas, que poco o nada «intimidé» con ellas, y que eso ha hecho que tenga muy pocos amigos… Tal vez también por mi manía de querer que todo me salga bien que me hace abastraerme de la vida social y dedicarme a metas netamente académicas.
Hablo de todo esto a raíz de una experiencia que tuve hoy en el Metro. Mientras realizaba mi trayecto me sentí un poco mal y muy mareada… En medio de la gran cantidad de gente, y en la lucha de: no me pasará nada, no me pasará nada; de por Dios que no me dé el «babeado» aquí; muchos rostros pasaron por mi mente…
Debo confesar que me alcanzé asustar, y me imagine los regaños: si ve, yo le dije que fuera al médico, yo le dije que comiera bien, yo le dije que juiciosa con la medicación de las confesiones (que tanto me ha costado asumir); yo le dije, yo le dije, yo le dije.
La verdad es que mi salud no anda bien, el cabello se me está cayendo más de lo normal, y el cansancio físico parece no abandonarme… En todo caso, llegué a mi casa y fue como alivio inmediato; y creo que ya estoy de pelea (así diría mi abuela)… Y para demostrármelo escribí esta entrada… No sin antes darme una pasadita por Otexto, Sujétate, Exprésate, y por una bella entrada que me recordó como empezamos en ConVerGentes (y pensar todo lo que ha pasado desde ese entonces. Aunque de eso hablaré en otro momento).