Ya acerque el horizonte o nos entregue
la muerte azul de las medusas
nuestras sospechas no lo dejan.
El mar escucha como un sordo
es insensible como un dios
y sobrevive a los sobrevivientes.
Nunca sabré qué espero de él
ni qué conjuro deja en mis tobillos
pero cuando estos ojos se hartan de baldosas
y esperan entre el llano y las colinas
o en calles que se cierran en más calles
entonces sí me siento náufrago
y sólo el mar puede salvarme. (Mario Benedetti).
Pd. La imágen en este blog.