Cuando en la vida se quiere «ser alguien», hay que empezar por esforzarse…
Si, me esfuerzo… tal vez para muchos no lo suficiente, pero me esfuerzo.
Decidí asumir cinco materias y trabajar todos los días en la biblioteca de la Universidad, porque precisamente quiero ir gestando mi camino… no quiero que la vida no me pregunte ¿usted que hizo con su existencia? y yo no tenga nada que responderle…
También decidí dictar 6 horas de clases todos los sábados (por un mes) en la Universidad, y estudiar virtualmente en el SENA; porque organizando el tiempo todo se puede, y eso sí que lo he comprobado: Terminé mi proceso de formación en comunicación con Espirales de vida (proyecto de la Universidad de Antioquia) y mis estudios de Inglés y Mandarín van dando sus primeros frutos. Tal vez para algunos lo que hago no represente mucho, pero para mi es importante en la medida en la que me garantiza sentirme viva.
Hoy, todo eso parece no tener importancia… El cansancio se ha apoderado de mí y tantos días de trasnocho ya están haciendo su efecto; sumándose a un sinnúmero de sentimientos encontrados originados porque a mi salud últimamente le está dando por jugarme malas pasadas…
Había decido asumir con «madurez» todo lo relacionado con mis confesiones, pero hoy se me está haciendo difícil: mi tiroides anda disparada y el cabello no para de caerse, las fuerzas físicas no son las mismas, y mi estado anímico permanente parece ser la tristeza… Tristeza porque sí, tristeza por que no.
Me armo unas películas que ni yo misma me creo. Entonces algunos días me da por creer que soy una molestia para toda la humanidad y me convierto en la persona más perturbable del planeta a la que pueden derrumbar con la más mínima palabra. Me convierto en el ser más detestable e irritable, y obviamente todo termina por parecerme mal: que dijo, que no dijo, que es que faltó, que es que aquello, que es que lo otro; y así todo termina aparentando ser un complique para mí.
Creo que por lo pronto iré a tocar mi violín, esperando que mañana sea otro día.
Pd. La imágen aquí