La muerte como descanso

La muerte dió a su alma el bálsamo restaurador que necesitaba para lubricar su tristeza.

Esa que llegaba cada que pensaba en ese Mayo del 90 desde el que no volvió sonreir.

Ella esperaba este día, lo imaginaba, lo recreaba, lo disfrutaba; porque estaba cansada de la monotonía y le aturdían las injusticias de la vida… Que unos caminen por el camino de las flores y otros por el de las chumberas.

Hoy, realizó la mejor representación que jamás en mi vida había visto, del texto de «El desbarrancadero»: «Cuando le abrieron la puerta entró sin saludar, subió la escalera, cruzó la segunda planta, llegó al cuarto del fondo, se desplomó en la cama y cayó en coma. Así, libre de sí misma, al borde deldesbarrancadero de la muerte por el que no mucho después se habría de despeñar, pasó los que creo que fueron sus únicos días en paz desde su lejana infancia».