Enfermar cuando uno está viajando.

Este año, de nuevo, tuve la fortuna de ser invitada a Campus Party. Una vez aceptada la invitación decidí viajar a la ciudad de Bogotá dos días antes del inicio del evento con dos objetivos: no viajar sola (Mi compañero Henry si debía venirse antes para cumplir sus compromisos en Campus TV), y hacer dos días de asueto en esta ciudad que a 2600 metros mas cerca de las estrellas, nunca ha dejado de encantarme.

Viajamos viernes en la noche y llegamos a eso de loas 8:00 am del sábado. Esa noche me sentí algo enferma y se lo atribuí a una Coca Cola que había tomado horas antes.

No llevamos ni un ahora de viaje cuando el asunto se puso serio y tuve que pararme rápidamente para no ensuciar mi asiento de vómito. Instalada en Bogotá, en un hotel cortesía de Luisa, amiga de la Universidad, salí con ella a desayunar. Compré un chocolate y algo de panadería sin saber que eso literalmente se convertiría en mi pesadilla.

Y expresarlo así no es exagerar. Tomé un Transnmilenio F14 hacia el Portal de las Américas (acompañaba a mi amiga o mejor dicho, nos acompañábamos mutuamente) y llegando a Patio Bonito la vaina se complicó. Aquel bus de Transmilenio quedó terriblemente lleno de vómito. Decidimos salir de la estación sin saber en que sitio nos encontrábamos y oh sorpresa: un CAMI (en Medellín un centro de salud), en medio de prostíbulos y talleres de mecánica.

Pude comprobar que en nuestro país la salud parece ser un servicio y no un derecho. Logré solucionar el hecho de que no llevaba mi cédula (Ley de Morfi) pero aún así, es decir, pese al hecho de poder ser atendida, nada garantizó que las cosas mejoraran.

Me aplicaron una inyección intravenosa sin pesarme, medirme o tocarme siquiera un pelo para saber descartar cosas. En cuestión de segundos sentí como si me hubieran amarrado, como si por cosas raras sufriera de claustrofobia. Me encontraba con un ángel, mi amiga, que sin querer queriendo resultó viajando desde Medellín pese a que su actividad final no era Campus Party.

Ella me cuenta que yo gritaba: Hijueputa, hijueputa (yo diciendo vulgaridades) y que  apreté su brazo tan duro que la maltraté.

Por un momento se juntó todo: estar enferma y no saber exactamente la causa, el vómito, el estar lejos de mi casa, el ver a mi amiga angustiada y sentí tanto desconsuelo que no pude más que romper a llorar.

La atención tuvo que ser pagada de forma particular (aún no tengo mi carnet para la EPS) y luego de eso regresar al hotel con la preocupación de no quedarme sin dinero y de que que todo lograra mejorar. No habían muchas esperanzas debido a tres nuevos episodios de vómito que siguieron el arrivo al hotel.

Recordaba las lágrimas de mi amiga al verme de batola clínica y me decía: esto no me puede estar pasando. Así que decidí hacer caso a su orden de tomarme un caldo (aquí en Bogotá todo es caldo: desayuno, almuerzo y cómida), para tratar de que todo volviera a la normalidad.

Sé que me paraba, me sentaba, tenía muchas ganas de llorar, y no recuerdo en qué momento entramos a una Iglesia. Me recuerdo gimiendo un Padre Nuestro muy para los adentros pese a que siempre he considerado que contactar a un Dios no tiene porque ser una repetición de la repetidera.

En una farmacia, una bella persona le dijo a mi amiga que me diera suero que con eso me componía. Así lo hice, vomité de nuevo, pero luego de eso me quedé profundamente dormida.

Nunca había experimentado lo que es estar enferma lejos de casa y la verdad no se lo deseo a nadie.  La sensación de impotetencia es terrible y deshaucia hasta a las más fuertes de las almas.

Por lo pronto me encuentro mejor y dispuesta a disfrutar de la hermosa oportunidad que la vida me da de volver a esta ciudad que quiero tanto. Si es necesario tomaré todos los caldos posibles para no tenerme que devolver para Medellín antes de lo presupuestado.

Esperamos la llegada del Señor caminante en el día de mañana.

3 Responses to Enfermar cuando uno está viajando.

  1. blueandtanit dice:

    Ay niña, me alegra que estes mejorcita, me preocupó saber que estabas enfermita, es una lástima lo del pésimo servicio de salud, pero pese a ello muchos insisten en reelegir al presidente que tantó ultrajó este derecho.

    No te imagino diciendo hijueputa 😉 jeje aunque no creo que fuera por la inyección… ó si?

    En momentos como ese es importante no estar solito, por eso es importante también NO VIAJAR SOLO, ó al menos no cuando son los primeros viajes. No me imagino que hubiera ocurrido si hubieras viajado en la soledad en que pensaba viajar Yesenia.

    Me alegro que contaras con tu amiga, muy bello de su parte acompañarte todo el tiempo, yo creo que ella sabía que tenía al lado una gran persona y que no era justo dejar a esa gran persona solita 🙂

    abrazos y feliz campus party a todos.

  2. Gabriela dice:

    A pesar de todo lo mal que lo pasaste, por lo menos sola solita no estabas. Como sea, si estar enfermo es feo, infinitamente más feo debe ser que eso pase estando lejos de casa.
    Que te mejores pronto.

  3. henryelsucio dice:

    Catica,despues de la tormenta viene la calma y apesar de los inconvenientes la hemos pasado muy bien…

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