Viajar siempre me ha representado un placer.
Escuchar acentos, ver paisajes y construirse el cuento mental de que hasta el azul del cielo cambia, son varias de las razones que he construido para tomar una maleta y salir cuando tengo la oportunidad de hacerlo.
(Claro está, existen varios tipos de viaje: los de turismo, los de trabajo, los de congresos, los que salen mal y los que no se olvidan).
Siendo ese el orden de ideas no podría definir, con claridad, el que tipo de recorrido en el me encuentro en este momento. Recorro un un par de lugares al sur de Colombia en el marco de un viaje que surgió de necesidades personales y de un grito inminente que decía que necesitaba un pare.
Fue así como terminé embarcándome el miércoles con el bolso cargado de expectativas y ahora me siento a escribir que las cosas han salido bien y que de la misma forma espero que sea su término.
Por lo pronto, durante el siguiente par de días seguiré en plan «egoísta» (como me diría mi madre a modo de broma). Sí, a veces resulta que tenemos que buscar los espacios para generar reencuentros con nosotros mismos. Sucede que por épocas requerimos del volver al yo interno para fortalecerlo en pro de los roles de hijos, nietos, estudiantes, trabajadores y/o cualquier serie de estos en los que la vida nos haya puesto.
Como siempre, has dado en el blanco: esa última oración de este post… a veces me siento así. Y es necesario hacer una pausa para poder retomar el camino de quiénes somos y cómo somos.
Mira, estás un poco más cerquita del Perú.
¡Que disfrutes de tu enriquecedor viaje!
Gracias Gabriela por comentar y siempre dar la voz de aliento por aquí 🙂
Miro tu comentario luego de haber regresado a casa y te cuento que todo salió muy bien. Puedo decir que me enamoré aún más de los paisajes colombianos (imagino que comparten con los de tu país, el ser tan diversos ;)).
Saludos.
Era necesario! jovencita, esa autoexlotación me la estaba acabando, si no fuera por el viaje le hubiera tocado chancla 😉
Me alegra que pudieras realizar ese pare tan necesario y deseado, me alegro mucho por tí :)ojalá descanses bastante y la pases muy bien, se te quiere
Gracias Cata por tus deseos… Como sabes, ya volví y todo resultó de maravilla 🙂
que disfrutes un montón Cata! y si necesitas recuperar energías y tienes la oportunidad, dale una visita a la Laguna de la Cocha (si estás en Nariño) que es de esos lugares que lo cargan a uno de energía positiva.
Gracias Jules por tu comentario. Estaba en Nariño detrás del Volcán Galeras en un municipio que se llama Sandoná pero tristemente no llegué a la Laguna porque me dijeron que de allí quedaba lejos y no quería tener que ir hasta Pasto y devolverme de nuevo.
Saludote.
Esos espacios son necesarios, a veces nos olvidamos de nosotros mismos y pensamos que estar sumergidos en las cosas del diario vivir son las primordiales….
Oiga.. y ud aún no regresa? q modo de cargar pilas!!! saludos y que os aproveche! (Y la curiosidad me mata.. donde has estado? mira que yo he estado donde Jules dice y hasta nos hubiéramos podido encontrar…)
Juan, regresé hace tres días y sí que le sirvió al alma disfrutar de los paisajes sureños.
Estuve en un municipio justo en inmediaciones del Volcán Galeras (supongo que lo conociste), llamado Sandoná y te cuento (a modo de «humillación», jaja) que no tiene ni un poquito de lo frío que es Pasto.
Ya avisarás en una próxima vez cuando vengas para que hagamos un encuentro con Jules.
Saludos.
Hummmm, a mi me gusta viajar de incógnito, fuera de los flashes y demás de la gente famosa… jajaja.